martes, 18 de junio de 2013

No ando y no ando

Soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009...

Desde que Remedios nos dejó, Pablo no ha vuelto a ser el mismo. Cuando le dijeron que Remedios ya no estaba lloró, lloró, lloro... Después dejó de hablar y luego ya no anduvo. Remedios y Pablo eran uno de los matrimonios que vivían en mi resi desde hace un par de años.

Ahora ya habla pero no va a volver a andar. Dice que para él no tiene sentido la vida, que su vida era ella.


Dice  que agradece que nos preocupemos por su salud pero que no merece la pena que nos esforcemos ni el personal  de enfermería, ni el equipo de estimulación ni la dirección general de Tagore, ni Franco si volviera (eso dice). 


Que no anda y no anda. Menudo es Pablo.


Después de la cena yo le llevo muchas veces hasta su habitación y mientras espera a que le acuesten le acerco a la ventana, mira al cielo y en bajito, para que nadie les oiga, habla con Remedios y le desea buenas noches. Luego se despide y siempre le dice que si ve a Dios, le diga que el aquí lo tiene todo hecho y que si tiene a bien, a él ya le gustaría irse.

Que los hijos ya son grandes y que no le necesitan pero que él a ella le necesita tanto como el primer día y por eso, como mejor estarían sería juntos.  

Dice que estando los dos en el cielo les sería muy fácil ir a todos esos sitios que no fueron: a la plaza roja, a la muralla china, a Australia o a las Vegas. A mí me da mucha pena y por eso intento ser una silla cómoda aunque sé que no le estoy haciendo ningún favor porque lo que Pablo tiene que hacer es andar y sobreponerse en lugar de aislarse y seguir deprimido. En fin qué le voy a hacer, soy una silla de ruedas demasiado sensible.

Dicen los estudios que la sociedad actual sabe muy poco de las emociones de los adultos mayores, menos aun si están institucionalizados y menos aún cuando enviudan dentro de una institución. Yo no sé de estudios de esos pero si sé de la pena de Pablo y de que no hace falta ser muy observador para ver como su corazón se ha roto al quedarse sólo.

La verdad es que cuando un residente nos deja, todos nuestros esfuerzos se centran en que su pareja viva un duelo lo más digno posible. Es cierto que nadie puede “vivir la pena” del que se queda pero si  se puede acompañar en el dolor y “sentir en común”. Yo creo que hay cosas que se pueden hacer: acompañar, comprender, escuchar, aconsejar y animar desde la sinceridad y el respeto. Lo normal es que las personas mayores sufran deterioros en sus sentidos e incluso a nivel cognitivo o motor pero eso es una cosa y otra es que “como ya son mayores poco se puede hacer”. Trabajar en el mantenimiento de las capacidades y la conservación de la autonomía, aun en el periodo de duelo es fundamental para la persona.

Ya sé que este post ha sido un poco más triste que el anterior… pero como silla de ruedas que quiere a sus residentes, me da un poco de cosa no volver a ver a Remedios. Ya sé que cuando uno trabaja con este colectivo tiene que ser fuerte, pero eso no quita para que tenga mi corazoncito… y me duela su  ausencia.  

                Hasta siempre.


                                                                              

lunes, 25 de marzo de 2013

GENERANDO MOVIMIENTO


Soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009...

Aun tengo resaca. Resaca de bizcochos, chocolate, música y fiesta. La semana pasada Tagore cumplió cuatro años y parecía que todo el mundo se había vuelto loco. Ya sabéis que soy una silla de ruedas muy observadora así que me pasé toda la semana viendo las cosas que pasaban.

Lo primero que hicieron fue “lavar la cara a las puertas” y cambiar las fotos de los residentes por unas que se hicieron el mes pasado. Muchos tenían fotos de cuando eran jovenzuelos y dice el personal del centro que los recuerdos no se deben perder (son tu vida) pero que tampoco puede uno anclarse en ellos y no vivir el presente. El presente es el que es y seguro que en cada faceta de la vida se pueden extraer cosas bonitas de él.

Así que se pasaron varios días pon foto, quita foto, metro pa rriba, metro pa bajo puerta por puerta, poniéndolas bonitas. Ahora están super aparentes.

Luego llegaron dos señores con unas bicicletas estáticas y dijeron que este año va a ser el de la gerontogimnasia y que hasta yo voy a darle a los pedales. Glup, que no me pase nada…

También estuvimos toda la semana haciendo molinillos de papel de cientos de colores y en cada papel ponía una frase que yo no entendía: “generando movimiento”. No entendía por qué ponía lo del movimiento si el papel estaba pegado con un cello a una pajita y  no se podía mover…

Después ya me enteré.  El viernes hubo una conferencia para familiares y profesionales en  la propia resi (la comunicación en la persona con demencia) y la directora de Tagore en la presentación de la charla, explicó que los molinillos de viento querían simbolizar el movimiento  que se puede generar en una institución de mayores lejos del pensamiento de que lo único que pueden hacer los residentes es estar “aparcados”.  Esto del “yayoparking” es una cosa que en Tagore no gusta ni un poco y creo que lo de los molinillos de viento es una manera de decirle al mundo que el movimiento se puede y se debe generar.

Particularmente, como silla de ruedas experimentada en instituciones residenciales creo que es fundamental alimentar el cuerpo pero de igual manera es absolutamente fundamental alimentar el alma y esa es la parte más difícil y de lo que ya hemos hablado en algún otro post. ¿Imaginas que sería de un niño al que no estimulas, al que sólo das de comer, le mantienes limpito y controlas sus horas de sueño?, ¿qué sería de él?  Pues esto es parecido. De acuerdo que el niño a través del estimulo se desarrolla, pero los mayores a través de estimulo previenen el deterioro…

Luego los de la radio se enteraron de que estábamos haciendo todas estas cosas y que además íbamos a tener actuación de música y humor y nos llamaron para “cuscusear” un poco qué andábamos haciendo. Me gusto mucho cuando escuche la entrevista porque la chica que hablaba (que me la cruzo mucho por los pasillos de Tagore) decía que lo que hace falta para sacar adelante un proyecto “movido” es sensibilidad y técnica y sonrisas. Y de eso yo tengo mucho. Después la locutora felicitaba al personal por lo mucho que se implicaban en su trabajo y yo me sentí muy orgullosa de ser una de las sillas de ruedas del equipo de Tagore.




En fin, que la “semana grande” de Tagore ha sido todo un éxito y yo estoy encantada de haberla vivido junto a ellos. Esta gente es un placer.

Hasta otra!!!











martes, 22 de enero de 2013

Ilusión, divino tesoro



Soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009…


Mira que el personal del centro prepara actividades para que la Navidad sea una época llevadera pero aun así, son días delicados. Las visitas son más numerosas y muchos de los residentes se encuentran más acompañados pero tú notas como esos días sus caras son un poco más inexpresivas.  En fin. Yo como silla de ruedas que vive en Tagore quiero lo mejor para  mis residentes y por eso en mi carta a los reyes magos incluí dos cosas que creo que  son de lo más importante en la vida pero más si cabe en un centro residencial: ilusión y motivación.

Dice el refranero popular que la esperanza es lo último que se pierde pero yo creo que más necesario que no perder la esperanza es no perder la ilusión. Porque la esperanza supone “esperar”, esperar a que algo pase…o no pase, pero cuando hablamos de ilusión estamos hablando de una actitud ante la vida y ante las cosas. La ilusión tiene que ver, según lo ve esta humilde silla, con cómo se vive esa esperanza.

Cuando alguien interna a un familiar en una residencia no sólo espera que cuiden de su “cuerpo” sino que también,  en mayor o menor medida, de su “alma” y sin quitarle en absoluto valor a la labor asistencial que se hace, que tal vez sea la más tangible, (aseo, alimentación, medicación, controles, etc… creo que lo más difícil es cuidar el alma, porque no se ve, porque no se nota y porque el alma, nadie sabe donde está…

Creo que lo primero para poder “conectar” con la persona mayor es encontrar un punto de conexión, algún tipo de estímulo al que la persona responda y nos permita llevárnoslo “a nuestro terreno”. Todo vale: música, pintura, conversación, contacto corporal, contacto visual, juego, fotografías, nuevas tecnologías, actividades domésticas, bricolaje… todas las personas por muy reacias que parezcan se rinden ante algo.

Esta labor no es fácil. Hacen falta muchas dosis de observación, empatía, comprensión de la situación y circunstancia de la persona mayor así como estar muy alerta en todo momento porque cuando menos te lo esperas, el residente te da una pista de por dónde pueden ir los tiros y una vez encontrado el estímulo que funciona ¡halehop! Ya se puede empezar a trabajar con ellos y hacerles participar.

Una vez encontrado el estímulo y ganada su confianza, es posible plantearse un plan de acción permanente y continuado que aborde aspectos relacionados la actividad física y con la actividad cognitiva.Yo entiendo que una de las cosas más difíciles es mantener la Ilusión por levantarte cada mañana y tener algo que hacer, alguien a quien ver (no hablo ya de familiares sino de compañeros de centro) ilusión por contar y por compartir. Ilusión por ver qué pasa hoy. Y digo que creo que es muy difícil porque la sombra del sentimiento de soledad y la depresión son dos grandes enemigos que no dejan de acechar…

En Tagore creo que se han planteado hacerle frente a la soledad y a las depresiones. ¿Armas?  Imaginación, sonrisa, dulzura, creatividad, cariño, comprensión, constancia y técnica. Seguro que día a día van a ir ganando pequeñas batallas...!pues anda que no son cabezotas!

Y ahora os dejo que parece que parece que ya hay movimiento de platos y seguro que mis abuelos se van a empezar a poner nerviosos!!!

Os dejo con un montaje de fotos que seguro os gusta...!A disfrutar!




martes, 23 de octubre de 2012

DICHOSO TÚ QUE TE QUIEREN

Hola, soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009…



Yo que he recorrido mucho mundo, sé que la vida en una residencia no es fácil. Todos y cada uno de los residentes que conozco viven esperando. Esperando a que vengan a verles, esperando al fin de semana para salir con su familia, esperando a las vacaciones para que vengan los nietos, esperando a que suene el teléfono para hablar con sus hijos, esperando, esperando… y gestionar la espera no es fácil.
Cuando uno lo ve desde fuera, no puede imaginar lo importante que son las visitas para los residentes. A medida que pasa el tiempo sin que nadie les vea sus rostros se vuelven más inexpresivos y sus ojos se pierden más en la distancia. 

Cuando la semana pasada Bernardo se despidió de su hija con un gran abrazo y un sonoro beso, éste se dirigió al comedor de la residencia con una gran sonrisa. Fue entonces cuando una de las residentes, Juana,  se le acercó y mirándole con una profunda pena, le dijo:
-Dichoso tú que te quieren. A mi hace meses que ninguno de mis hijos viene a verme.
Bernardo sonrió y le contestó:
-Cierto, mis hijos me quieren mucho y vienen a verme casi cada tarde. Seguro que tus hijos también te quieren pero no tendrán tiempo de venir…ya sabes, tendrán que trabajar y cuidar de sus familias.
-Seguramente sea eso, el trabajo, los niños…
Y con paso lento y la mirada  perdida  Juana  buscó la compañía de una de las auxiliares  para ir al comedor. Yo iba también por el pasillo llevando a Tomas y cuando llegué a su altura, escuché como Juana le preguntaba a la auxiliar que le acompañaba:
-¿Tienes hijos?
-Si, contestó la auxiliar. Dos niñas.
-¿Y las ves?
-Claro Juana, las veo todos los días. Son pequeñas y aun viven conmigo.
-Dichosa tú que te quieren. A mi hace meses que ninguno de mis hijos viene a verme…
-La auxiliar acarició con ternura la blanca cabeza de Juana y en voz bajita le dijo: Seguro que tus hijos también te quieren pero no tendrán tiempo de venir…ya sabes, tendrán que trabajar y cuidar de sus familias.
Seguramente sea eso, el trabajo, los niños…Y con paso lento y la mirada  perdida Juana y la auxiliar siguieron caminando hacia el comedor.

Creo que a veces nos falta cierta sensibilidad con las personas que tenemos internas. Es cierto que a los familiares en muchas ocasiones les falta tiempo hasta para respirar, pero es que a los residentes lo que les sobra es tiempo. Tiempo para esperar… No quiero con esto hacer sentir mal a nadie, sólo soy una destarlada silla de ruedas, pero  os puedo asegurar que cuando llegan las horas de las visitas, las miradas de todos los residentes se clavan en la puerta de entrada…para ver si hoy si, vienen a verles. 



jueves, 12 de julio de 2012

Algo más que palabras...



Yo, como silla de ruedas que quiere a sus usuarios,  me preocupo cuando veo que alguno de ellos no puede comunicarse con los demás.

(La incomunicación es una de las primeras y más importantes consecuencias de la demencia y  no se trata de que no tengan nada que decir, se trata de que ellos no pueden expresarse de manera normal y de que nosotros, no les podemos entender!!)

Por eso a veces cuando no tengo que trasladar a ningún residente, buceo en los libros y en las redes para ver si encuentro soluciones. Ah! Y también trato de escuchar al personal de la residencia cuando habla del tema (lo que sabe esta gente…)

El otro día escuche una conversación muy interesante que comparto con vosotros y que tenía que ver con una cosa que llaman Terapia de validación.

La Terapia de Validación fue descrita por Naomi Feil  (1993) como una terapia para comunicarse con ancianos diagnosticados de Alzheimer y otras demencias y se convirtió un elemento central para todas las terapias humanistas.

La Terapia de validación se identifica como la provisión de un alto grado de empatía y un intento de comprender el marco referencial  de una persona,  con independencia de su perturbación.
Empecemos por el principio. ¿En qué se basa esta terapia?
 Uno cuantos principios fundamentales:

·         Todas las personas son únicas y deben ser tratadas como individuos.
·         Toda persona es valiosa independientemente de su grado de desorientación.
·         Hay motivos, no visibles claramente, detrás de la conducta de los mayores desorientados.
·         La conducta en la vejez no es solo en función  de los cambios  anatómicos cerebrales, sino también una combinación de cambios físicos, sociales y psicológicos.
·         Los mayores no pueden ser obligados a cambiar sus conductas, solo si la persona desea cambiarla.
·         Los mayores deben ser aceptados sin críticas.
·         Cuando falla la memoria reciente, los mayores tratan de restaurar el equilibrio  de sus vidas al recuperar los recuerdos mas antiguos.
·         Los sentimientos  dolorosos disminuyen si se expresan, se reconocen y se validan  por un oyente. Así como los sentimientos dolorosos que se ignoran o reprimen adquieren fuerza.
·         La empatía aumenta la confianza, reduce la  ansiedad y restaura la dignidad.

¿Y en que consiste?

1-     Centrarse en el individuo a validar.
2-     Usar palabras agradables para crear un clima de confianza.
3-     Parafrasear su discurso.
4-     Imaginar lo opuesto.
5-     Recordar el pasado.
6-     Mantener contacto visual cercano.
7-     Usar ambigüedad en pronombres tales como el ,ella, los , cuando no se entiende lo que dicen.
8-     Usar un tono bajo, voz clara y cariñosa.
9-     Observar y comparar movimientos y emociones para establecer relaciones verbales y no verbales.
10- Vincular la conducta con la necesidad humana no satisfecha.
11-  Usar e identificar el sentido preferido por el paciente.
12- Mantener contacto físico, si se deja.
13- Usar música para desencadenar recuerdos  del pasado y  emociones gratificantes.
Y se ha comprobado que esta técnica es beneficiosa porque:
-         Restaura la autoestima
-         Reduce el grado en que los pacientes se aíslan del exterior
-         Promociona la comunicación y  la interacción con otras personas
-         Reduce el stress y la ansiedad
-         Estimula el potencial residual
-         Facilita la independencia el mayor tiempo
Bueno, yo la he empezado a aplicar y la verdad, me está dando buenos resultados y por supuesto, la recomiendo.

lunes, 11 de junio de 2012

El ladrón de recuerdos

Hola, soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009…



Dario ha vuelto a ser como un niño. El niño porque aun no ha aprendido y Dario porque  ya lo ha olvidado.
El niño porque aun no sabe hablar y Dario porque ya no sabe cómo se usan las palabras.

Vive en una casa que cada día le parece distinta con una mujer de pelo claro que siempre le sonríe y le pregunta: papa ¿cómo estas hoy? y él le sonríe pero no le dice nada, porque no le sale nada.
A veces su hija se sienta con él y le pregunta ¿te acuerdas de cómo se llama esto?¿y de esta foto? y él le mira y sonríe...y entonces ella se marcha. Yo creo que se va a llorar porque al rato vuelve con los ojos húmedos, le da un beso en la frente y le acaricia la cabeza con su mano.

Hace siete años  a Dario le diagnosticaron mal de Alzheimer, una enfermedad neurológica degenerativa que le provoca la pérdida progresiva sus  facultades intelectuales y con el tiempo, biológicas. Los médicos aun no saben de dónde viene (ni su Alzheimer ni el de nadie) y también dicen que no tiene cura. Dicen que es un proceso degenerativo de unos 10 años.

Al principio Dario tenía pérdidas de memoria de cosas que habían pasado hacía poco tiempo y también se le olvidaba el nombre de sus nietos o la calle donde vivía su hija. Luego se perdió un par de veces (por eso lleva una pulsera con su nombre y un teléfono).
Después empezó a no poder aprender nada y a olvidarse de su vida, de toda su vida. Se le borraron los recuerdos y eso hizo que cada día fuera más triste que el anterior.
También le pasó que se olvidó de que tenía que comer o de que tenía que dormir y lo último que le ha pasado es que se le ha olvidado cómo se come y cómo se duerme...ah!! también le pasa que vienen personas a casa que no reconoce, como la mujer que le sonríe y que le besa.

La  semana pasada la hija de Dario vino a Tagore y nos dijo que estaba agotada y que no sabía cuánto más iba a poder aguantar. Que necesitaba un lugar donde  ingresarle porque él cada día demanda más atención y ella ya no sabe cómo tiene que cuidarle. Después lloró mucho rato y tras una conversación larga larga con una de las responsables de la residencia y la visita a las instalaciones, se quedo mucho más tranquila.

Creo que la semana que viene Dario vendrá y se quedará con nosotros. Le sentarán encima de mi y yo le llevaré a una habitación confortable donde se encuentre como en su casa.  Su hija vendrá a verle cada día y pasarán la tarde juntos pero cuando llegue la noche, se podrá ir a casa a descansar...

Se estima que en España entre 450.000 y 500.000 personas sufren de alzheimer.
Desde hace años se están creando numerosas asociaciones de familiares de enfermos de alzheimer y otras demencias que trabajan por la atención de los enfermos pero también, por la atención y formación de los cuidadores ya que sin duda, es una labor ardua y para muchos, dolorosa.

Tienen, sobre todo la segunda, muchisima información acerca de la enfermedad que os ayudará a entenderla un poco mejor.

Para despedirme os dejo con una viñeta que seguro os dibujará una sonrisa

!hasta pronto!


jueves, 31 de mayo de 2012

No todo vale...


Hola, soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009…

Disculpen ustedes el retraso. He estado “enferma”. Una de mis ruedas se salió y he estado casi un mes en el mecánico…
Pero ya estoy de nuevo en funcionamiento llevando y trayendo a mis residentes de un sitio a otro (Principalmente saliendo a la calle que el invierno ha sido muy duro y había mucho hambre de sol y aire).

En mi mes de convalecencia he aprovechado para seguir formándome porque en estos tiempos,  lo de la formación continua es fundamental así seas el mejor neurólogo del mundo o silla de ruedas al uso y una de las cosas que me ha sorprendido en mi búsqueda de información han sido las claves que los profesionales consideran fundamentales a la hora de la elección de una u otra residencia. 

De esta decisión depende muchas veces la  futura calidad de vida  de nuestros mayores. 

Haciendo un remix de artículos y ponencias os dejo con ellas para ver si la compartís conmigo.

Salubridad: las condiciones de limpieza e higiene deben estar muy cuidadas tanto en las instalaciones como en el aseo y ropa de los residentes.

Accesibilidad: los espacios y el acondicionamiento de los mismos (utilidad de cada espacio, mobiliario,…) tienen que  garantizar la máxima comodidad posible y minimizar los posibles riesgos de accidentes.

Seguimiento del proceso de cada persona: es importante desarrollar un seguimiento individualizado de la evolución y el bienestar del residente, así como que esta información se traslade a la familia.

Profesionales: Tan importante es conocer el volumen de profesionales de atención directa, como saber qué perfiles profesionales existen en la residencia. Dependiendo del número de residentes los criterios varían pero, ya sean personal de estructura o personal externo el equipo multidisciplinar debería estar compuesto por médicos, psicólogos, psiquiatras, ATS/DUE, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales y técnicos de integración social, además de puestos más administrativos como el de dirección, coordinación del centro y personal de administración.

Formación de los cuidadores: siguiendo con el personal de la residencia, es importante obtener la máxima garantía posible sobre el adecuado nivel de formación y el buen trato que cada uno de los profesionales dispensan a los residentes.

Dieta: todo lo relativo al servicio de comida, tanto en su calidad, como en su variedad es una de las claves decisivas a la hora de la elección de la “futura casa”.

Protocolo de admisión: es un aspecto fundamental a la hora de decidirse por una residencia u otra es el protocolo de admisión, fundamentalmente, en todo lo referido al conocimiento de la persona mayor y su entorno más cercano.
Conocer a la persona, sus gustos, preferencias, habilidades, dificultades, necesidades, problemas de salud, su historia de vida,… es imprescindible para prestar una atención de calidad y para que el residente se sienta a gusto, como en su propia casa.


Servicios complementarios: son convenientes también otros servicios que mejoran la calidad de vida de la persona mayor. Servicios estéticos (peluquería, estética, podología – aunque este último también es un servicio de salud-,…) servicios de masajes o realización de actividades fuera de la residencia e integración en la comunidad, etc.


Creo que en Tagore cada día nos esforzamos para que nuestra “casa” cumpla todas estas claves y no porque queramos ser los elegidos, sino porque creemos que independientemente de vuestra elección, las cosas hay que hacerlas bien, sobre todo, cuando lo que tenemos entre manos, son personas.

Ahora me despido hasta la próxima porque aunque estoy en pleno funcionamiento, necesito mis tiempos de descanso.

Ahh! os dejo con un corto que no tiene nada que ver con el tema que hemos tratado, o tal vez si por que digo yo que el concepto calidad de vida es muy muy amplio... 

Este corto ha sido galardonado en varias ocasiones en diferentes festivales de cine nacional. Disfrutadlo!! 



martes, 10 de abril de 2012

Tan lejos, pero tan cerca.


Hola, soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009…

Hoy me han levantado más pronto que otros días. Casi no había amanecido y Encarna, una de las auxiliares ya me estaba llevando a la habitación de Maria, una residente que lleva dos años viviendo con nosotros.

Mientras María se levantaba y Encarna le ayudaba en su aseo diario he escuchado cómo Encarna comentaba: María, hoy es jueves y te tienes que poner muy guapa, ¡ya sabes que es un día muy especial! María no le ha contestado pero con sus ojos y su sonrisa se lo estaba diciendo todo.
Después de su aseo, Encarna ha ayudado a María a sentarse en esta humilde silla de ruedas y nos hemos ido al comedor a desayunar. De nuevo una de las sanitarias se ha acercado ¡María, que guapa te has puesto, claro, es jueves!

Como cada mañana María ha desayunado despacio y ha tomado su medicación  pero hoy ha mirado su reloj ni sé la de veces. Al final ha hecho un comentario en alto: “son las 7 de la mañana, allí ya serán las 8 de la tarde”.  En esas estábamos cuando Sonia la sicóloga me ha quitado los frenos y nos ha conducido hasta la sala del “ordenador caro”. A los pocos minutos la pantalla se ha iluminado y ha sonado un timbre varias veces ¡María ya está llamando tu nieta!, ¿le contestamos?
Mientras Sonia desplazaba el ratón para aceptar la llamada, yo notaba como el corazón de María se iba acelerando (es lo que tiene ser una silla de ruedas con experiencia, que me conozco a mis mayores casi a la perfección)

Y una vez aceptada la llamada…

-¡Abuela, hola¡ ¿me ves bien?
-¡Claro cielo te veo bien y te oigo perfectamente! ¿Cómo estás mi niña?, ¡qué  ganas tenía de verte!

¡María está hablando y viendo a su nieta Rosa que vive en Canada! Yo como silla tradicional sin motor ni nada, me sorprendo mucho a veces de hasta dónde puede llegar la tecnología.
Rosa quiere mucho a su abuela pero el año pasado le concedieron una beca de investigación y se tuvo que ir a vivir a Canada.  Actualmente lleva casi cuatro meses visitando a su abuela a través de videoconferencia.

Cada jueves sin falta Rosa llama a su abuela y pasan un ratito hablando de sus cosas. Rosa le cuenta que está estudiando mucho para que su abuela esté muy orgullosa de ella, y su abuela le dice que estaría igual de orgullosa aunque no se hubiera ido tan lejos…(bueno ya sabéis esas cosas que dicen siempre las abuelas)

Desde que comenzamos con el programa de videoconferencias, María está mucho mejor. Nota menos la ausencia de su nieta y está más estabilizada, más tranquila y menos deprimida.

A veces no nos damos cuenta pero cuando una persona ingresa en una residencia deja atrás todo su entorno para hacerse “compañero de vida” de espacios y personas completamente desconocidos. Por eso, una visita  de la familia o los amigos es mucho más que una simple visita. Es la conexión con el exterior, es la conexión con lo que hasta hace poco, fue su vida.

Yo como silla de ruedas experimentada  creo que a veces nos escondemos detrás de la excusa de que las cosas son como son y no queremos o no sabemos buscar alternativas.

¿Sabéis la cantidad de abuelos que estarían encantados de recibir las visitas “virtuales” de sus nietos o de sus hijos que viven lejos? Creo que es algo perfectamente viable. Sólo hay que decidirse.

Si hay alguien que controle la nueva tecnología son los jóvenes. Igual a los mayores nos toca convencerles de que “si te da rollo ir a ver a los abuelos a la residencia, las visitas virtuales pueden ser una buena opción”.

Después de ver los encuentros virtuales entre María y su nieta Rosa lo tengo claro. Nueva tecnología también en las residencias de mayores, si o si.

                            
                                                      ¿Tú que opinas?

Aunque si queremos que ellos se entiendan con la tecnología, evidentemente habrá que estar ahí para ayudar...

Os dejamos con un vídeo de una abuela que es un amor y que os dibujará una sonrisa, ¡hasta la próxima!