jueves, 20 de marzo de 2014
domingo, 2 de marzo de 2014
Bendita música
Soy una silla de ruedas y vivo en Tagore desde que abrió sus puertas en 2009...
La semana pasada hubo una fiesta en nuestra residencia y como en todo buen evento, hay dos cosas que no pueden faltar:
el chocolate y la música.
Yo pensaba que no me
iba a tocar, pero cuando una de las responsables cogió por banda a María, la
sentó encima de mí y nos sacó al centro de la sala, sabía que ya no pararía en
toda la tarde.
Primero fue María,
después Antonio, después Jimena y así, uno detrás de otro iban saliendo a
bailar mientras las piezas musicales se sucedían. Mis ruedas giraban y giraban
a la vez que escuchaba como todo el mundo cantaba. Los residentes, los
responsables, los familiares…!allí todo el mundo participaba!
Como soy una silla de
ruedas muy eficaz, a la vez que bailaba observaba las caras de los residentes y
si algo destacaba en todos ellos eran sus ojos brillantes y sus sonrisas.
Hicimos un recorrido
por el pasodoble, el tango, la rumba, el bolero, canciones tradicionales y
alguno se animo hasta con un rock and roll
¡Fue mágico!. Ellos
estaban encantados y yo, agotada pero feliz.
Dicen los señores que
entienden de esto que la
música influye en el estado de ánimo de las personas. También dicen que nuestro cerebro es capaz de
asociar melodías con situaciones vividas y traer al presente momentos que
estaban guardados en la memoria.
Dicen que estos mecanismos
son extrapolables al uso de la música como herramienta terapéutica. En función del tipo de enfermedad o trastorno de la
persona, la música debe adecuarse a una serie determinadas características con
el fin de conseguir efectos positivos en las personas mayores.(Esto lo
trabajamos mucho en nuestra residencia)
Cuando nos hacemos
mayores sufrimos una serie de cambios que afectan a nuestro bienestar
psicológico y emocional. Perdemos, por ejemplo, calidad sensitiva, sufrimos
desequilibrios o disminución en los movimientos, cambios cognitivos, nuestra
memoria y la rapidez de pensamiento pierden fluidez…
La música puede
ayudarlos en gran medida. Así, escuchar y cantar canciones populares de nuestra
juventud ayuda a movilizar
nuestras emociones y a recuperar nuestra identidad. De igual manera, el reaprendizaje de canciones
olvidadas y la participación en los distintos juegos musicales con contenidos
lingüísticos estimulan nuestra memoria y nuestras habilidades cognitivas.
Las dinámicas con instrumentos musicales también ayudan a estimular la capacidad de atención y
las habilidades motrices de coordinación.
Las actividades de expresión corporal con música son útiles para
estimular el movimiento y el ritmo interno. En definitiva, la música puede ser un perfecto medio
para la rehabilitación, la prevención de diversos efectos del envejecimiento o rebajar los niveles de agitacion. ¡Ahí es nada!
Y yo que soy un poco
como Santo Tomás (ver para creer) puedo aseguraros que es completamente cierto
y que pocas veces he visto “medicinas” tan eficaces y que produzcan un efecto
tan “placebo”…
Os dejo con un clásico
que seguro conocéis y que en Tagore nos encanta. ¡que lo disfrutéis!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)